
Breve encuentro es el relato agridulce de dos amantes, una historia de amor condenada por las circunstancias desde el principio. Si la película funciona es sencillamente por la exquisita química entre sus dos estrellas, Celia Johnson y Trevor Howard, y por la banda sonora que, dicho sea de paso, merecería un capítulo aparte. El Concierto para piano nº2 de Rachmaninoff dota a la película de una fuerza emotiva incomparable. Es una de esas canciones que uno asocia inmediatamente con la película, uno de esos temas que se quedan para siempre en nuestro subconsciente.
En cuanto a las interpretaciones, Celia Johnson y Trevor Howard no son dos actores, son dos desconocidos en un andén. Es algo que el espectador asume en cuanto se deja atrapar por el primer cruce de miradas. Todo se desenvuelve de forma tan natural que incluso la infidelidad se presenta como algo casi inevitable. Y es que Laura y Alec son dos personas casadas que, sin pretenderlo, se enamoran perdidamente. Sin embargo su integridad y la rectitud de su conciencia moral les llevan a optar por la única solución posible; esa solución que dice que en esta vida no todo vale.
-¿Puedo ayudarla?
-No, gracias. Es algo que me ha entrado en el ojo.
-Permítame que lo vea, soy médico.
-Es usted muy amable.
-Vuélvase hacia la luz, por favor. Mire hacia arriba. Hacia abajo. Quieta, ya lo veo. Ya está.
-¡Qué descanso! Era molestísimo.
-Parece una arenilla.
-Fue al pasar el expreso, muchas gracias. He tenido suerte de encontrarle a usted.
-Cualquiera lo hubiera hecho.
-Pero ha sido usted, y se lo agradezco.

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